27 Feb Cómo explicar el mercado de la publicidad digital en versión CEO Rural
El otro día fui a dar una charla en busca de “Oompa Loompas”, como a mí me gusta llamar a los chicos de prácticas, para que nos echasen una mano con CLUBTURE y, de paso, ponerles las pilas con lo que se está respirando en el mercado que, sin duda, está muy alejado de las aulas y eso que con esta Universidad da gusto y les tiene bien preparados.
Sin embargo, temas tan novedosos como el mobile, el RTB o los HTML5 son demasiado actuales y aún no han llegado ni a las escuelas de negocio, prácticamente, y menos en Valladolid… ¡Ponme un faldón! ¡Quiero cuñas!…
Siguiendo mi nuevo mundo “rural” me planteé explicárselo de esta sencilla manera.
El mercado de la publicidad es como el de los limones. Si, por muy distinto que parezca, podría ser como el de los limones.
Las páginas webs y las aplicaciones producen limones, muchos, y cada limón es diferente, con un tamaño, un peso, un color… unas especificaciones técnicas.
Como los hombres que producen limones son más rentables regando los árboles (por cierto, en Castilla con las heladas no se dan, ya lo he intentado) aparece un intermediario que ofrece llevar esos limones al mercado. Para facilitar el trabajo, les pide que los metan en cajas de 1.000 limones. Si, he dicho que era un cuento, un poco de imaginación, por favo’!
Así es como tenemos el CPM, coste por mil limones. El precio del limón en sí no vale nada, más que el coste del limón, y la mayor parte de ellos, sin el intermediario que va con su calesa (si nos ponemos a imaginar rural que se parezca un poco a Disney, ¿no?) lo dicho, con su calesa, su caballo todo fuertote para llevar esas cajas de 1.000 limones cada una al mercado y, queriendo subir ese precio (yo esto me lo imagino como la película de Hércules de Disney, insisto, si no la habéis visto poneros aunque sea la banda sonora. Frozen, tu no eres nadie).
Antes de llegar al mercado vende esas cajas (CPM) a los distintos puestos que hay en la plaza, que le ponen su pegatinita al limón y, evidentemente, como todo mercado libre, pagan más precio, mayor CPM, por los limones más grandes, por mucho que Google quiera quitarlos, y, según van bajando de calidad, así como de 320×50, los vende a un precio inferior.
Un día, Zeus, seguimos imaginando, lanza internet a ese hombre de la calesa y se da cuenta que aparece una “app”, madre mía, se está complicando imaginar tanto, en la que el hombre de la calesa no se ve limitado a sus “horas” en el mercado hablando con los propietarios de los puestos y cadenas minoristas (los anunciantes y las agencias) sino que a tiempo real puede ir bajando el precio de ese CPM a lo largo de todo el mundo y que, aunque no esté físicamente en los “mercados” de otros países, no visite a todos los clientes y se multiplique, puede vender y generar mucho dinero, aunque sea bajando el precio de las cajas de 1.000 limones, y no tener que tirarlos a la salida del pueblo en una cuneta. Si. Ahí, final trágico total.
El RTB es precisamente eso, poder vender “sin tener que estar vendiendo”. Gracias a la tecnología, esos limones en cajas de 1.000 se ponen de forma automática para que los limones no se pongan malos, el hombre de la calesa, o la mujer en mi caso, se vaya al campo y tenga sus gallinas y tenga que ir al mercado una vez a la semana y pillar el atasco de la M30 en vez de estar todas las mañanas allí.
Los propietarios de los puestos consiguen mejores precios, más visibilidad y mejor tasa de conversión
Otro día pienso como explicar el big data y las cookies que eso me va a costar…
Espero que os haya servido…
Leti Gil
Posted at 23:16h, 01 marzoJajaja no diré que estoy de acuerdo al 100% porque parece que todo lo que se vende a través de compra programática es invendido y por tanto estás obviando el header bidding… Pero me ha encantado el cuento… Me voy a dormir y espero que tu negocio siga creciendo porque eres una crack … Aunque no crezcan limones en Castilla….